LOS HIJOS
DE LA REVOLUCION.-
Heriberto C.Bueno
El título de estos pensamientos no es caprichoso. Fue
el encabezado de un artículo referido a la segunda y tercera generación de los
revolucionarios que junto a Fidel Castro cambiaron el régimen político de Cuba
en 1959 . Se refería a que los jóvenes de la sociedad cubana actual , hijos y
nietos de los revolucionarios , no vivían con la misma intensidad los
postulados de la ideología de sus padres. Y más aún, estaban deseando los
beneficios del “otro mundo”, que a ellos se les negaba en nombre de la
Revolución , una revolución que no conocían y que les era extraña , aunque los
obligaran a participar de grandes eventos conmemorativos y se les hablara de
una historia llena de victorias y de un mismo enemigo común. El escritor
planteaba la dificultad del traspaso generacional de los ideales y la
inevitable pérdida de fuerza en las creencias de los mayores, al mismo tiempo
que se preguntaba el destino de la gestión revolucionaria cuando ya no
estuviera Fidel Castro . Del Ché Guevara sólo quedaban los afiches .
Inevitablemente
me sentí involucrado y pensé rápidamente en los “hijos de la renovación”.
Nuestros hijos. Los hijos de todos aquellos
que hace dos o tres décadas
vivimos una revolución espiritual que, al igual que una revolución
política , cambió nuestras estructuras . Un golpe de Estado cambia solamente
los personajes del gobierno en tanto que una revolución cambia las estructuras
fundamentales. En Cuba hubo una revolución. Entre nosotros también la hubo . La
revelación del evangelio del Reino de Dios fue revolucionaria . La necesidad de
tener el Espíritu Santo como único camino a vivir las exigencias del Reino ,fue
revolucionaria .Las verdades acerca del cuerpo de Cristo ; del discipulado como
expresión imprescindible del “enseñar a guardar todas las cosas” de Jesús o del “vestirse del nuevo hombre” de Pablo ; el
hecho de haber sido creados para adorar a Dios fuera de un ambiente cúltico; etc., fueron toda una revolución . Y
muchos , guiados por hombres que se atrevieron a empuñar las armas espirituales
para afrontar ese desafío, nos convertimos en revolucionarios .Y pagamos el
precio .
Pero
eso ya pasó .Qué es lo que pasó? El tiempo pasó . Muchas de las advertencias
que hacíamos para que no nos ocurriera lo que a otros “revolucionarios” les
había pasado, no tuvieron éxito y caímos en lo mismo. Parte de la segunda y
tercera generación , también está deseando los beneficios del “otro mundo” que les
negamos en nombre de nuestra revolución , la que conocen de oídas, como si
fuera el capítulo de un libro de
historia. Una vez leído, ya está.
Me
considero un sobreviviente , pero no al
estilo de esos soldados japoneses perdidos en una remota isla del Pacífico que
creen que continúa la 2da. Guerra Mundial. Sobreviviente porque los principios
que dieron lugar a esa revolución no se han movido por más que el planeta se
haya corrido de su eje , o que los líderes primeros ya no estén. Sobreviviente
por haber comprobado en la práctica las bondades de aquellos postulados.
Sobreviviente porque la revolución no fue en beneficio de una “vanguardia
esclarecida” o una “élite” dirigente , sino que muchos pudimos gozar del estado
de bienestar al que Dios mismo nos llevó.
Al
mirar a “ los hijos de la renovación” , veo en muchos de ellos el producto de un buen trabajo de la primera generación .
Un trabajo esmerado y prolijo. Concienzudo y esforzado. Una excelente
trasmisión de los valores revolucionarios. Sin embargo , veo también la
ausencia de esa “mística revolucionaria” en la que estábamos sumergidos y que
nos llevó a hacer cosas que hoy posiblemente dudaríamos en llevarlas a cabo. Es
cierto , es otra circunstancia histórica , el enemigo aparentemente ha cambiado
de uniforme, etc.,etc. Pero la mística no está . Y entonces , qué hacemos ?
No
sé porqué razón es que cada generación , o generación por medio, recibe una
visitación notable de parte de Dios, así que lo tomo como viene sin preguntarme
más.
Tenemos
una enorme ventaja sobre los hijos de la revolución cubana . No tenemos que
esperar que se levanten pro-hombres con nuevas banderas o nuevas propuestas , o
diagramar tácticas y estrategias para motivar
.
Contamos de nuestra parte con el “autor
intelectual” de la revolución . Revolución que él mismo llevó a cabo en su
propia generación : Jesucristo . Y creo que además de celebrar (lo que no está
mal ,necesariamente ) las épocas pasadas y rememorar las grandes victorias
obtenidas , se impone dar lugar al Señor
de los Ejércitos para que encabece una nueva gesta revolucionaria en la
presente generación . Es posible que las formas sean otras , pero eso es
cuestión de la competencia del jefe máximo. Los líderes antiguos van dejando
sus puestos , y eso también responde a la mente estratega del Maestro ; por eso
no nos ponemos nerviosos .
Estoy esperando y vislumbrando una
revolución espiritual en esta generación!!! Que conmueva las estructuras , que
sacuda la modorra , que marque la diferencia con la cultura circundante,
incluída la religiosa . Pero no espero sentado, estoy muy animado porque miro
hacia adelante y observo al Gran Jefe al mando de sus fuerzas , que incluyen a
esta generación , comandando la batalla final. Nosotros, los mayores, los que
actualmente estamos liderando , no
dejamos de preparar a los combatientes para evitar que se distraigan
esperando alguna “hipótesis de conflicto” para recién salir a guerrear. Estamos pasando revista a quienes saldrán a la batalla y al
igual que en Deuteronomio capítulo 20, una vez hecho eso y viendo con quienes
contamos, nos pondremos al frente para vivir otra vez una gloriosa revolución :
el Reino de los cielos está con nosotros!
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