EL GOZO DE SER ESPOSA DE PASTOR
1.
El llamado del Señor. .
Muchas
son esposas de pastor por su propia elección. Sintieron el llamado del Señor a servir "full time" mientras
eran solteras y buscaron como compañero de su vida un hombre con el mismo
llamado para continuar juntos en idéntica vocación. Por el contrario, otra no
eligieron eso. Su suerte fue echada al unir su destino con el hombre que
amaban. Luego éste es llamado al ministerio y la esposa, naturalmente, lo
acompaña. El llamamiento al pastorado puede ser para toda la vida, o en otros
casos, sólo para una etapa de la vida. En cualquiera de los casos, es Dios que
nos pone en esa tarea (excepto aquellos tristes casos donde todo esto es fruto
de elecciones carnales donde Dios no tiene nada que ver). Esta verdad es
sumamente importante. ¿Por qué?
·
Porque es el pilar más firme del ministerio.
Muchas
veces hemos comentado con mi esposo que la certidumbre de nuestro llamamiento
fue la soga más fuerte que nos mantuvo amarrados al ministerio cuando
arreciaban las tormentas más bravas del pastorado.
·
Porque nos da seguridad
de nuestra capacitación.
Cuando
el Señor nos llama a una tarea, Él nos da el equipo y nos capacita para
cumplirla. Sino sería injusto y cruel. Él no nos manda a la guerra sin el traje
y las armas adecuadas. El equipo que nos da tiene un nombre. Se llama
"unción del Espíritu Santo". Si Dios llama a un matrimonio al pastorado,
ese "buen óleo de Aarón" desciende no sólo sobre el pastor, sino
también sobre su esposa. No queremos decir con esto que ella será ungida para
ser "pastora" aquí, sino ungida para ser la "ayuda idónea"
de ese pastor, y como tal, será equipada y capacitada por el Señor para cumplir
bien su doble tarea en el hogar, en la iglesia o donde sea. Por favor, lee
detenidamente Jeremías 1:4-8,17-19.
·
Porque aliviana nuestra tarea. Mateo 11 :28-30
Cuando
el Señor pone su yugo sobre nosotros, Él lleva la parte más pesada. Nuestra
parte difícil es aprender a dejarle a Él la parte pesada. Muchas de las
angustias y dolores de la Obra que padecemos son por no haber aprendido a
confiar en la gran verdad de estos versículos y otros similares. Eso se aprende
con la madurez y también a través de los agotamientos y surrnenajes que muchos
hemos sufrido. Miramos atrás, vemos como Dios fue fiel y cómo obró a Su tiempo
(el nuestro es más apurado, Él nunca está nervioso), en problemas que, en su
momento, nos partieron el alma, y reflexionamos: ¿Por qué me afligí tanto? ¿Por
qué no confié y descansé más en SU fidelidad y sabiduría? Si, al fin y al cabo,
la Obra es Suya, no nuestra, y Él está mucho más interesado que nosotros en llevarla
adelante, ¿verdad? Por eso, su yugo es fácil y ligera su carga.
2.-
La grandeza de este servicio
Siempre
me han conmovido profundamente las palabras de Efesios 5:25-26: "Cristo
amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla ... a fin de
presentársela a sí mismo una iglesia gloriosa". ¿Hay algo que el Señor ame
más que a su iglesia? Sin duda en la inmensidad del universo Dios ha hecho cosas
formidables. Pero, por alguna razón incomprensible para nosotros, se ha dignado
a elegir a este diminuto planeta tierra para asentar temporariamente aquí a su
obra maestra, el objeto máximo de su interés: su iglesia. Ella es Su amada
Esposa, Su Cuerpo, el edificio del cual Él es la piedra angular, la depositaria
de su inconmensurable amor, la privilegiada por quien el Rey de reyes, Señor de
señores y Creador de este gran universo, estuvo dispuesto a morir la más
ignominiosa de las muertes de esta pobre humanidad. Si el Señor nos llama a
servir en su iglesia, a ser sus colaboradores en el avance de Su Reino, ¿no es
éste el privilegio más grande al que podemos aspirar? En el mundo esta
profesión no tiene "status". No se le da al pastor y su esposa un
lugar de privilegio en los banquetes y palcos oficiales del mundo y solamente
salen en los grandes titulares de los diarios y revistas y en los programas de
televisión cuando son protagonistas de algún escándalo o se los puede hacer
objeto de burla. Pero, en el reino espiritual es un cargo de alto Honor. Dios
lo respalda. No le gusta que toquen a sus ungidos. Los ángeles nos envidian,
Satanás se pone tan molesto que nos elige para practicar el tiro al blanco él y
sus demonios. Muchas veces no lo sentimos así, como un privilegio, porque las
dificultades en la Obra nos nublan la vista y nos impiden ver la grandeza de
este servicio. iCuántas veces hemos tenido que pedirle perdón al Señor por
haber bajado la mirada, por habernos quejado y aún renegado por la parte dura
de este ministerio! Si somos "esposa de pastor" somos colaboradoras
directas en una misión que trasciende ampliamente las fronteras de este mundo y
corre hasta la Eternidad. ¡No lo olvidemos!
3.-
Recogiendo los frutos
Cuando
después de varios años de trabajo miramos hacia atrás vemos tantas almas
salvadas, vidas transformadas, hogares restaurados, enfermos sanados, jóvenes
consagrados, creyentes firmes y maduros y la iglesia avanzando. Cuando vemos
que esas palabras que dijimos, esas clases y mensajes que dimos o escribimos,
esos hermanos que hospedamos, esas comidas que cocinamos, esos mates que
cebamos, esas visitas que hicimos, ese cuidado amoroso y las muchas oraciones
que hicimos por nuestro esposo, el pastor, ¡todo ha dado frutol. .. Cuando
comprendemos que colaboramos con el Señor para que todo esto suceda. ¡Que Él
usó .nuestro nuestros humildes "panes y peces" que rendimos en Sus
manos y los multiplicó tanto así! ¡Qué gozo más grande y qué sensación de
plenitud nos embarga! ¡Pensar que la iglesia es lo que el Señor más ama y yo
soy una sierva del Señor dentro de esa iglesia!
¿No
es esa una verdad que llena nuestro corazón de gratitud y alabanza por haber
sido elegidas para un ministerio elevado?
Y
ahora para terminar, nos hacemos nuestra última pregunta: ¿Cómo obtener la
victoria?
BUSCANDO LA VICTORIA
El camino para llegar a ser una
buena esposa de pastor es el mismo que para llegar a ser una buena arquitecta,
una buena modista, un buen médico un buen albañil. Ya lo dijimos antes, el
punto importante es cómo llegar a ser una buena hija de Dios. Si está claro en
nuestra mente que el propósito eterno de Dios es formar un pueblo diferente,
una gran familia de hijos semejantes a Cristo. Si nos hemos rendido a Él y le
estamos permitiendo que, día a día nos esté moldeando a Su imagen, entonces
estamos en el camino correcto. ¡Vamos bien! Él está forjando en nosotras ese
plan que tiene para cada uno en particular. En ese proceso a mí y a ti nos hará
una excelente "esposa de pastor", a otra, una excelente maestra, a
otra una excelente empleada, etc., etc. Y ¿qué nos toca hacer a nosotras?
Solamente practicar, y practicar mucho, dos cosas:
-
Practicar diariamente la comunión con nuestro Señor y Dueño.
-
Practicar diariamente la obediencia a nuestro Señor y Dueño.
Es así de simple. No lo
compliquemos más. Una vida de comunión y obediencia acrecentará nuestra fe,
aumentará nuestras fuerzas como las del búfalo (Salmo 92:10), nos dará
sabiduría y gracia, incrementará nuestros dones, madurarán los frutos del
Espíritu Santo, nos llevará de triunfo en triunfo ... (2° Corintios 2:14)
Si estamos desanimadas y alguna
mentira del diablo ha hecho nido en nuestra mente, (por ejemplo ¡No sirves para
esposa de pastor! ¡Eres un fracaso! ¡No vale la pena esforzarse, nadie te lo
reconoce!... etc., etc.). Si algo de eso nos está sucediendo, es hora de
levantar nuestros ojos a Aquél que nos ha puesto en este ministerio. Ese Patrón
nuestro es un Dios de milagros. Su especialidad es hacer cosas grandes a partir
de cosas insignificantes. Con una hondita mató a un gigante. Con una varita
abochornó a los señores magos de Faraón, partió el mar Rojo en dos, sacó agua
de una roca. Con cinco panes y dos pescaditos alimentó una multitud. Con un
puñadito de hombres toscos puso al mundo al revés. Su mano no se ha acortado
hoy. ¿No puede ese formidable Dios nuestro hacer de nosotras esa "esposa
de pastor" excelente que deseamos ser? ¡Claro que puede!
¡ÉL PUEDE! ¡Y ÉL QUIERE! ¡Dejémosle hacerla!
Si estás en un momento de disciplina dura del Señor, quiero
recordarte que la palabra dura del Señor, no es su última palabra. “Por la noche durará el lloro, pero a la
mañana vendrá la alegría". (Salmo 30:5) "Su favor dura toda la vida".
Si estás en necesidades de cualquier tipo: económicas,
emocionales, falta de sabiduría, de dirección, etc., Dios ha permitido esto
para llevarte a un conocimiento más profundo de él como Jehová - Jireh (el
Señor que provee). “Mi Dios pues suplirá
TODO lo que os falta” Y ha de hacerte conocer bendiciones no soñadas en tu
noche de llanto y desilusión.
Algunos consejos
Tener corazón sensible y
piel dura.
·
Pidamos al Señor ser: equilibradas, sabias, humildes y buenas.
·
Pidamos al Señor poder ser en medio de la congregación “madres
de Israel”.- Jueces 5:7 y maestras del bien y la verdad. Tito 2:3 – 2º Timoteo
2:15 – 1º Pedro 3:15
Y … ¡no lo olvides nunca! ¡EL PUEDE! …. ¡EL QUIERE!
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