martes, 5 de agosto de 2014

SEÑORES INTOLERANTES - EDITORIAL DEL PROGRAMA RADIAL – LA CARTA – FM COMUNIDAD SUR 94.3

EDITORIAL DEL PROGRAMA RADIAL – LA CARTA – FM COMUNIDAD SUR 94.3


Señores intolerantes
Vivimos en una sociedad donde el pensamiento y no los hechos o actitudes se han radicalizado al extremo.
Uno puede entender como algunos en pos de sus creencias, su fe, pueden radicalizar sus acciones de manera que plantee grandes diferencias en la manera de conducir sus vidas con el resto de la gente. 

La definición de intolerancia es la falta de la habilidad o la voluntad de tolerar algo. En un sentido social o político, es la ausencia de tolerancia de los puntos de vista de otras personas.
Y esto es realmente peligroso. Cuando no tenemos la capacidad de considerar los puntos de vista de los que nos rodean, coincidan o no coincidan con los míos, me transformo en un intolerante.
Cuando descalifico y adjetivo sobre los pensamientos de otros que están en un polo opuesto a los míos, cuando los que no coinciden conmigo, son malos, golpistas, represores, zurdos o oligarcas, corruptos, comienzo a caminar el doloroso y autodestructivo camino de la soberbia.
Porque intolerantes, no somos capaces de considerar las razones de otros como realmente validas.
No es lo que expresamos,  barrer con las convicciones, o resignar los valores que se han convertido en faros que guían nuestro andar cotidiano y marcan el rumbo que definitivamente queremos dar a nuestras vidas. Estamos hablando de tener la capacidad de ponernos en el lugar de otro, sin ningunearlo y poder considerar las razones por las cuales mi prójimo arribo a tal o cual pensamiento.
En definitiva si sabemos escuchar, y nosotros tenemos la razón, nos da autoridad nuestra actitud de humildad, para poder corregir al errado.
Este es un principio bíblico, considerar a los demás como superiores a uno mismo.
Pero cuál es la realidad que vivimos, estigmatizar al opositor a nuestros pensamientos, y llenarlo de carteles ofensivos, soberbia y más soberbia.
Y esto se refleja en la sociedad toda, en los conflictos de transito, donde pequeños errores son razón para protagonizar, al mejor estilo “Maravilla Martínez”, escenas de pugilato, en la vida hogareña, donde las agresiones y descalificaciones, y aún en oportunidades donde hasta la agresión física, es justificada por la actitud errónea del otro.
Intolerantes, sus ilusas mentes creen que con el soporte de los conflictos se puede construir seriamente. Indefectiblemente no, no y no.
No hace falta buscar enemigos en todos lados para sobrevivir.
No hace falta buscar en la escusa de un conflicto estar en boca de todos.
No hace falta agredir y ganar una discusión para sentirnos mejor.
Es de necio solamente considerar mi opinión personal.
El apóstol Santiago enseña que los conflictos surgen del corazón del hombre, y no son culpa del otro, y esto es una gran verdad porque para pelear siempre hacen falta dos.
Sean intransigentes con los valores fundamentales de la vida, aquellos que expresa la palabra de dios, la biblia.
Pero aun esa intransigencia al ser expresada con misericordia, y con amor, se convierte en una buena noticia.
La gente el jueves pasado quiso expresarse, acertada o equivocadamente, pero eso quiso expresarse, y los políticos de un lado y de otro cruzaron beligerantes acusaciones y descalificaciones.
Intolerantes, ustedes un día van a pasar y con ustedes sus necias disputas.
Hubo un solo Mesías, hay un solo Dios, los demás deberíamos ser en la vida meros ejecutores de su voluntad.
Intolerantes, dejen de pelear, tengan espíritu de siervo e expresen sus pensamientos en paz, porque en definitiva los cambios los motorizan las convicciones y no las imposiciones.
Atentamente. La carta


Claudio Pagura

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