lunes, 4 de agosto de 2014

¿QUE PIENSA DIOS DE LOS HOMOSEXUALES? JOHN STOTT

¿Que piensa Dios de los homosexuales?


En primer lugar todos somos seres humanos, creados a la imagen de Dios, pero caídos con toda la gloria y la miseria que esta paradoja entraña, incluido el potencial de la sexualidad y los problemas sexuales. Y todos somos pecadores, y pecadores sexuales entre otras cosas.
A la luz de la revelación de Dios la práctica homosexual debe ser considerada una desviación a la norma de Dios y no una variante de lo normalmente aceptado.
Ahora que consejos le daremos para animarlos a responder a este llamado?
El apóstol Pablo utiliza una tríada conformada por la fe, la esperanza y el amor.
La fe es la respuesta humana a la revelación divina; es creer la palabra de Dios y por lo tanto aceptar las normas establecidas por Dios. La única alternativa al matrimonio heterosexual es la abstinencia sexual.
La palabra de Dios enseña que la experiencia sexual no es esencial a la realización humana, por cierto es un don bueno de Dios, y no es imprescindible al ser humano.
La fe además acepta la gracia de Dios (gracia considerada como poder de Dios para no pecar), y por lo tanto la abstinencia no solo es buena sino posible.
Ahora se hace más difícil por la obsesión sexual de la sociedad contemporánea porque nos dejamos llevar por los argumentos plausibles del mundo, o alimentamos nuestra imaginación con material pornográfico.
Los que abrazan el cristianismo no son víctimas indefensas del mundo y Pablo lo expresaba diciendo “mi poder se perfecciona en mi debilidad”.
La esperanza esta puesta en que existe la posibilidad de una reversión de la tendencia homosexual.
La Dra. Elizabeth Moberly expresa en su libro Homosexualidad, que la orientación homosexual no depende de la predisposición genética, el equilibrio hormonal, ni la anormalidad en los procesos de aprendizaje, sino de dificultades en las relaciones en padres e hijos, especialmente en los primeros años de vida. El homosexual ha sufrido una carencia en la relación con el progenitor de su mismo sexo y existe un correspondiente impulso a suplir esta carencia. La solución adecuada es la satisfacción de las necesidades de vínculo con el mismo sexo sin actividad sexual, pues erotizar las carencias del desarrollo significa confundir las necesidades emocionales con deseos fisiológicos.
Concluye diciendo: “ Las relaciones sustitutas del cuidado paterno forman parte del Plan redentor de Dios, así como las relaciones paternas forman parte de su plan creador. Si estamos dispuestos a buscar y transmitir el
amor sanador y redentor de Cristo, la sanidad será una realidad grande y gloriosa para los homosexuales.
El amor cristiano – Las iglesias cristianas generalmente no han sabido extender el amor hacia los homosexuales. La hostilidad personal hacia los homosexuales actualmente se denomina “homofobia” y es una combinación de temor irracional, odio e incluso repugnancia, no tomando en cuenta el hecho de que la mayoría de las personas homosexuales no son responsables de su condición (aunque si lo son de su conducta).
Merecen nuestra comprensión y compasión y no nuestro rechazo.
Esto hace apropiada una exhortación doble al arrepentimiento a saber: “que los cristianos homosexuales renuncien a su actividad y que los cristianos heterosexuales renuncien a su homofobia.
La voluntad de Dios es que su iglesia sea una comunidad en la que se pueda hallar calidez, aceptación y apoyo. Aceptación no quiere decir consentimiento ya que el amor cristiano no es incompatible con la
sustentación de los preceptos bíblicos.
Jesús ofrece fe, esperanza y amor: la fe para aceptar sus normas, junto con su gracia para guardarlas; la esperanza para levantar la mirada más allá del sufrimiento presente a la gloria futura; y el amor para cuidarnos y apoyarnos unos a otros. Pero el mayor de ellos es el amor.

John Stott es un prestigioso teólogo inglés y el presente artículo es un resumen de un capítulo de su libro “La fe cristiana frente a los desafíos
contemporáneos.

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